El Teatro Principal estrena “Maror”, un drama de suspense sobre una familia a la deriva

El Teatro Principal estrena “Maror”, un drama de suspense sobre una familia a la deriva

  • Rodolf Sirera firma la dramaturgia de esta obra ambientada durante un fin de semana de los años ochenta en una casa aislada frente al mar
  • Juan Luis Iborra dirige este montaje tras el éxito de su adaptación teatral de la película Los chicos del coro

Maror fue escrita por Rodolf Sirera en 1994. El año siguiente se estrenaba en Barcelona, y desde entonces, no ha vuelto a subir a los escenarios españoles. Este fin de semana, del 2 al 5 de noviembre, llega al Teatre Principal de València en un montaje dirigido por el cineasta y director de escena Juan Luis Iborra, donde se revela tan actual como en su concepción.

La pieza, una coproducción de Zircó producciones y Elcoshow, relata 24 horas en la vida de una familia aparentemente feliz y acomodada, donde el cambio que propone dar una escritora de novelas sentimentales en su vida profesional provoca un verdadero terremoto.

Los cuatro personajes centrales de la historia, interpretados por Josep Manel Casany, Paloma Vidal, Lola Moltó, Sergio Caballero y Paula Braguinsky, son una madre con talento, un marido amable, una hija maravillosa y una hermana que le ha dedicado toda su vida. Se trata de los miembros de un clan aparentemente bien avenido, reunidos para pasar un fin de semana en un chalé aislado cerca de la costa. Un fin de semana, que tendría que ser apacible, y acaba no siéndolo, como el tempestuoso invierno que asoma tras las ventanas.

Idiosincrasia machista de los años ochenta

El público viaja a los años ochenta del siglo pasado, antes de la democratización de los teléfonos móviles. Se trata de una época en la que la mujer todavía sufría el peso de una educación y una sociedad que habían sido fuertemente represivas y machistas (y en ciertos aspectos todavía lo continuaban siendo). Un periodo histórico en nuestro país en el que todavía era habitual la figura de esa tía soltera sobre la cual se descargaba todo el peso de la gestión doméstica. Una década en la cual, cuando la esposa era la que aportaba grandes ingresos a la economía familiar, el marido figuraba casi siempre como representante o administrador de las ganancias. Y unos años en que, si un matrimonio muy situado económicamente no tenía hijos propios, no dudaba en exhibir su responsabilidad social adoptándolos.

En este fin de semana compartido ocurrirán hechos inesperados que serán interpretados de manera diferente y a menudo contradictoria por todos los miembros de la familia. Alguno de ellos, o quizás todos, mienten. Alguno de ellos, o quizás varios, son responsables de lo que allí sucederá. Una circunstancia de la que aunque al principio nadie parece ser consciente, responde a una oscura trama. Y todo pasará ante los ojos de un médico que está tratando a la protagonista de una enfermedad que quizás sea grave, y con el que parece mantener una relación que alguien sospecha  va más allá del ámbito estrictamente profesional.

«Trabajar con el texto de Rodolf Sirera es un reto. Un texto laberíntico, con una estructura nada convencional, pero con unos diálogos llenos de brillantez. Unos personajes y una familia subida en un barco a la deriva donde nada es lo que parece. Solo la tormenta hará que la verdad aparezca, por muy cruda que sea», avanza Iborra, que este año se alzó con cinco galardones en los Broadway World Spain Awards 2023, entre ellos el de mejor director, por su adaptación escénica de la película Los chicos del coro.

Un crescendo de tensión

Maror combina drama, comedia y suspense resueltos con una carpintería teatral y un diálogo preciso a fin de conseguir un clima de tensión que se mantenga hasta la última escena. La escenografía es sencilla, creada con líneas estructurales de la casa de la playa. A través de estas líneas se han dibujado los diferentes aposentos, pero sin paredes ni puertas, tan solo los marcos. Un diseño de escenografía a cargo de Josep Simón y Eduardo Díaz elegante pero muy minimalista.

Al fondo aparece siempre el mar proyectado sobre un ciclorama. Un mar tranquilo o enfurecido, en función siempre del momento y la situación de la trama. Los personajes pasean por las diferentes habitaciones, pero al no haber paredes, da la sensación de que todos ellos están en ese barco a la deriva que es la familia.

La noticia de que la protagonista quiere echar por la borda su carrera de autora multiventas, y con ella la estabilidad económica de la familia, para adentrarse por el camino de la literatura trascendente, será el desencadenante de una serie de encuentros y desencuentros entre los protagonistas. A lo largo de la representación se desplegará un abanico de sentimientos opuestos: vanidades, egoísmos y pasiones que provocarán la confrontación entre unos y otros.

«El resultado, como pasa en la vida misma, nos sorprenderá justamente en el momento en que está a punto de caer el telón», revela Sirera.

VT